Informática


La  nueva revolución tecnológica envuelve todos los ámbitos de la sociedad, sin que escape a este proceso el aspecto educativo. Asimismo, ésta no es la primera revolución tecnológica que afronta la humanidad. La electricidad, la radio, el teléfono, el automóvil, el avión, entre numerosos inventos que revolucionaron la historia de las ciencias y las tecnologías, produjeron conmociones y un sostenido aumento en las velocidades de comunicación.  Lo cierto es que las nuevas tecnologías provocan profundas modificaciones en el mundo laboral y en la vida lo que afecta de una u otra forma la cotidianeidad de la sociedad moderna.

 

Una característica fundamental que permite distinguir la actual revolución tecnológica respecto de otras grandes revoluciones, ha sido la importancia que ha tomado la información. La revolución tecnológica se caracteriza, en primer lugar, por estar centrada en los procesos y por tener impacto en todas las esferas de la actividad humana y, en segundo lugar, por que tanto su insumo como su producto es la información.

 

Los cambios actuales se relacionan fundamentalmente con el tratamiento de la información y con la ampliación de funciones que habitualmente se consideraban privativas de la inteligencia humana y a tal punto la información ha tomado un lugar tan importante, de manera que algunas corrientes de pensamiento hablan de la "sociedad de la información"

 

Desde otra perspectiva, la sociedad de información se caracteriza en que la fuerza conductora motriz será la producción de valores de información, y no de valores materiales como ocurre en la sociedad industrial. La tecnología se incorpora ya no como mero producto sino como facilitador de procesos e instrumento. 

 

Para Nicholas Negroponte: "Cualquier tecnología unida a la ciencia produce un cambio en la forma de vivir y de entender la realidad. En los últimos años se ha producido un intenso y acelerado conocimiento del universo y, además, la tecnología ha permitido la transformación de este mundo y de los propios seres humanos" (Martínez, 2000, p. 26).  De las palabras de Negroponte se desprende que evidentemente vivimos una verdadera revolución globalizada, la que provoca cambios en el accionar cotidiano y en las distintas actividades del ser humano, por ejemplo, en educación ya no es tan importante ser poseedor del conocimiento, sino la búsqueda de éste mediante la tenencia de los medios. 

 

La nueva revolución tecnológica es producto de las tecnologías de la información y las comunicaciones, motivo por el cual se puede afirmar que esta nueva revolución igual que la Revolución Industrial, provocará cambios en el trabajo, en la manera de vivir y en la organización de la sociedad actual.

 

Probablemente no estemos sólo ante un nuevo paradigma tecnológico o ante una nueva forma de organizar la producción, el trabajo, el consumo, y otras actividades inherentes a la sociedad, sino frente a un gran desafío social y cultural que nos obligará a repensar y reorganizar todas las estructuras de una sociedad con un paradigma industrial o postindustrial para dar paso a la sociedad de la información o del conocimiento, la que sería un nuevo estado evolutivo de las sociedades avanzadas.

 

Así como a la sociedad en la que predominó la industria se le llamó industrial, a la sociedad en la que la información conforma el principal sector de actividad económica se ha de denominar sociedad de la información.  Ésta se caracteriza por: a) basarse en los conocimientos y en los esfuerzos por convertir la información en conocimiento, b) la velocidad con que tal información se genera, transmite y procesa, y c) que las actividades ligadas a la información no son tan dependientes del transporte y de las existencias de concentraciones urbanas como las actividades industriales, lo que permite un reacondicionamiento espacial caracterizado por la descentralización y la dispersión de las poblaciones y servicios.

 

Términos como autopistas de la información, el ciberespacio y la realidad virtual son algunos ejemplos del poder de los medios. En la actualidad desde el teléfono hasta el televisor, pasando por el computador, todas las tecnologías audiovisuales parecen converger en el espacio cibernético. Estas nuevas tecnologías de la digitalización y de la compresión tienden a la integración de los tres aparatos (medios) en uno solo y de igual forma se afectarán algunas otras actividades propias del ser humano.

 

Esto que hemos venido denominando la "Sociedad de Información", junto con el entorno tecnológico que la sustenta, viene operando profundos cambios sociales, económicos y culturales, los cuales es necesario tratar de dimensionar no sólo desde el punto de vista de su importancia como determinantes y moldeadores de un nuevo tipo de sociedad. Nunca como ahora ha resultado tan difícil desentrañar los misterios de cómo el hombre cambia las cosas, y cómo este proceso cambia las instituciones y cómo lo uno y lo otro, en su relación dinámica, finalmente cambian al hombre mismo; pues no debemos olvidar como lo expresa el historiador J.K. Feibleman que: "Somos producto de las instituciones que hemos creado, y esto es así porque nosotros las hemos creado. Existe una interacción entre el hombre y sus obras, de forma que las consecuencias de sus obras le impulsan a realizar otras obras que tienen nuevos efectos, y así continúa el proceso hasta que es imposible decir qué es el hombre y cuál es su obra" (Cotterel, 1984, p. 23).

 

Thomas Hobbes en su obra Leviatán expresa de manera simple y práctica que: "La más noble y beneficiosa invención de todas fue el lenguaje, que consiste en nombres o apelaciones y en su conexión, mediante las cuales, los hombres registran sus pensamientos, los recuerdan cuando han pasado y se los declaran también unos a otros para utilidad mutua y conversación, sin lo cual no habría existido entre los hombres ni república, ni sociedad ni contrato ni paz…" (Hobbes, 1979, p.138).  La cita anterior adquiere valor y mucho más significancia en la era actual en la que la digitalización no es suficiente, habrá que convertir bits y píxeles en letras, que luego se convertirán en palabras. 

 

Durante el siglo XIX confluyen dos fenómenos que, sustentan los fundamentos de lo que hoy conocemos como "sociedad de información": En primer lugar la estructuración de un sistema formal de educación pública (escuelas, colegios, universidades) y la aparición de la prensa escrita en su doble función de transmitir información y formar opinión pública, particularmente en el campo ideológico y político. 

 

Desde una dimensión eminentemente social la informática ha contribuido con el desarrollo positivo de los medios de comunicación social. Las tecnologías de la información han hecho posible las comunicaciones instantáneas, el acumular y diseminar información y hechos como el turismo de masas. Distintos avances de la ciencia, producto de la tecnología analógica permiten la aparición de la radio, la televisión y la industria de la música, con lo cual el hombre amplía su campo de información y entretenimiento. La revolución de la imagen ha sido tan impactante sobre el ser humano que se habla incluso de un cambio en la misma naturaleza de la persona.

 

Llegamos así al siglo XX; el siglo de las guerras, de la revolución tecnológica, de la geopolítica, del comercio, de las telecomunicaciones y la informática; el siglo que cambia lo analógico por lo digital, introduciendo serios y preocupantes cambios en las formas que el hombre contemporáneo ha venido utilizando para vivir, conocer, pensar y comunicarse.

 

En la actualidad es frecuente, mientras se revisa el correo electrónico, encontrar mensajes sugestivos para ganar dinero trabajando en casa. El trabajo a distancia, electrónico, a domicilio, desde el hogar, aparece en este contexto como una de las formas de trabajo más genuinas de esta sociedad de la información informática, interconectada, virtual y digitalizada.

 

Esta nueva forma de trabajar que durante muchos años coexistirá con las formas de trabajo tradicionales, pero con tendencia a la fragmentación y atomización a través de corporaciones virtuales, redes de pequeñas empresas, autoempleo, es la que pondrá fin a las normas rígidas, controles, concentración y esquemas administrativos de supervisión de la era industrial, cuna del movimiento sindical y de su reforzamiento.

 

Tal forma laboral se define como teletrabajo. Teniendo en común la mayoría de las definiciones existentes tres conceptos claves: organización, localización y tecnología.  El término teletrabajo, significaría de una manera muy general que la actividad empresarial y profesional se realiza en un lugar distinto del que ocupa la organización o persona para la que se realiza el trabajo. Abarcaría desde actividades laborales realizadas total o parcialmente fuera de las empresas, al trabajo en casa o desde lugares centralizados (satélites o de recursos compartidos) y el trabajo móvil o nómada de aquellos trabajadores cuya actividad exige permanentes desplazamientos, pero en todos los casos soportados por las tecnologías de la información y las comunicaciones.

 

Así pues, el teletrabajo podría definirse como una forma de organizar el trabajo, de manera que éste se realiza, con la ayuda de las tecnologías de la información y las comunicaciones, en un lugar distinto y alejado de las oficinas centrales o de las instalaciones de producción.

 

No obstante, tal como se mencionó antes, como concepto estratégico, esta nueva forma de trabajo supone una ruptura con el concepto tradicional de trabajador lugar de trabajo y trabajo horario de trabajo del periodo industrial, flexibilizando el concepto e introduciendo un nuevo y cuestionable grado de libertad.  En cuanto a las tecnologías de la información y de la comunicación, también son las mismas para este ámbito de trabajo. Estas pueden ir de las sencillas (correo tradicional, teléfono, etc.) hasta las más complejas (redes de área local, audio o vídeo conferencia, líneas ISDN, etc.).

 

La lista de ventajas del teletrabajo para los trabajadores de la sociedad del conocimiento pueden ser las siguientes. Mayor flexibilidad en la asignación de tiempo y energías, menores costos de producción y desplazamiento y mejor calidad de vida. Los trabajadores, al no estar obligados a seguir controles de horario y otros, pueden trabajar donde y cuando lo deseen, no tienen por qué verse discriminados por residir en zonas rurales y no tienen que renunciar a sus empleos si sus familias han de trasladarse a otra ciudad. También el teletrabajo es una fórmula para las personas que desean combinar la atención a la familia con sus aspiraciones profesionales. Las personas discapacitadas, por último, también pueden disponer de más opciones profesionales a través del teletrabajo.

 

Pero no toda esta realidad virtual será tan solo ventajas, también tenemos inconvenientes, entre ellos, estarían tanto en el deterioro de las condiciones de trabajo como en la confusión y transgresión de la vida privada o familiar por el trabajo o vida laboral. El deterioro de las condiciones de trabajo, relaciones laborales y profesionales pueden surgir por la supresión de contactos con otros trabajadores, riesgo de pérdida de estatus y categoría o de sus posibilidades de promoción. La independencia que aporta el teletrabajo no es, por supuesto, adecuada para todos los trabajadores. Para algunos, el contacto social es un elemento crucial en su trabajo. Y para otros, un empleo ofrece una posibilidad muy esperada de salir cada día de casa. Según algunas investigaciones, los trabajadores que sólo trabajan en su domicilio familiar, suelen acusar sentimientos de soledad, aislamiento social, temores al fracaso o sobre la calidad del trabajo, adicción al trabajo y estrés, inseguridad respecto a su estatus social.

 

En el hogar, la difícil delimitación y escasa separación entre trabajo y vida privada o familiar produce, con frecuencia, conflictos por la ocupación de espacios y tiempo familiar por el laboral, especialmente cuando los espacios disponibles en el domicilio familiar son reducidos y no existe la posibilidad de crear espacios diferenciados para el teletrabajo.

 

Otros inconvenientes pueden derivarse de la falta de seguridad existente en las viviendas y de los gastos necesarios de acondicionamiento, así como de las inversiones en equipos y material si no son asumidos por la empresa. 

 

En conclusión su inserción, se ha potenciado en el la empresa privada para posteriormente influir en el resto de organizaciones de la sociedad, entre ellos el contexto educativo. 

 

Para su implantación en el medio educativo debe trabajarse primero en el análisis de la importancia de dicho trabajo. Como consecuencia se demandará a la escuela una formación de la sociedad entorno al teletrabajo, originando un tipo de educación acorde con los avances tecnológicos y como consecuencia, acorde con los avances sociales.

 

Aspectos culturales en la sociedad de información

 

Los países que han venido liderando el proceso de desarrollo tecnológico (particularmente aquél que sustenta la llamada "sociedad de información"), han elaborado un marco conceptual en el que se resalta que las nuevas tecnologías representan un salto definitivo entre el atraso y la modernidad; entre la pobreza y el desarrollo. De esta forma, se vende la idea que las nuevas tecnologías de la información son como un "tren" que debe tomarse, pues el no hacerlo implica la muerte económica y cultural. Dentro de este contexto, no existe espacio para el discernimiento y la planeación; ni para sopesar los problemas y los impactos; el contenido de la sentencia debe aceptarse como axioma y simplemente abordar el "tren" antes que sea demasiado tarde.

 

Dentro del marco de la “sociedad de información” (computadores, satélites, internet, procesos digitales, realidad virtual), un aspecto de gran relevancia que podría ser punto de discusión se orienta a analizar si el mundo actual está siendo encaminado a un modelo global de sociabilidad en el cual la masificación cultural eliminará el concepto de cultura nacional, que hasta el momento hemos conocido, dando paso a la construcción de un cultura globalizada.

 

La preocupación de muchos intelectuales que hoy estudian los fenómenos sociológicos del mundo actual, no va dirigida tanto a lo que pueda significar en sí mismo el concepto de "mundialización de la cultura", sino en cuanto a que a través de la cultura, como lo expresó Michel Foucault, fluye el poder, no solamente en su concepción directiva y organizativa, sino como creador de "verdades", de "valores" y "legitimidades". De esta forma, lo que hoy nos preguntamos es si el proceso de globalización trae aparejado un modelo cultural que barrerá las diferencias propias del mundo pluricultural en que vivimos, producirá una unificación lingüística, creará patrones de consumo uniformes; todo esto en procura de establecer un mercado único mundial, que abre paso al ejercicio de una instancia centralizada de poder, entendida ésta dentro de una dimensión globalizada, entonces vale la pena preguntarse: ¿la tecnología de la información y las comunicaciones ha sido un instrumento para una mayor libertad, felicidad, justicia social e igualdad?

 

Sin embargo, no debemos olvidar, como lo expresa el sociólogo brasileño Renato Ortiz, que: "...desde el punto de vista civilizatorio, la diversidad existente antes del siglo XV era ciertamente más amplia que la que hoy conocemos. Innumerables culturas, lenguas, economías mundo, economías regionales, costumbres, desaparecieron en el movimiento de expansión del colonialismo, del imperialismo y de la sociedad industrial..."(Ortiz, 1998, p. 150).

 

Algunas lenguas son empleadas en determinadas circunstancias (por ejemplo, en la burocracia o en las ceremonias públicas), otras se circunscriben al dominio de la familia, la religión o el trabajo. Ése es también el caso del inglés al tornarse lengua mundial. El inglés penetra en la informática, el tránsito aéreo, los coloquios científicos, el intercambio entre las transnacionales. Sin embargo, su presencia no significa necesariamente la desaparición de otras formas de hablar. Las situaciones concretas determinarán las esferas y el destino de su influencia.

 

Quienes nos acercamos hoy a la Internet tenemos que aprender de nuevo a "leer" y "escribir", para poder interpretar la compleja terminología técnica que designa y describe las herramientas y funciones, necesarias para "navegar" en un ambiente donde el conocimiento aparece fragmentado, disperso y desjerarquizado. En este sentido, quizás ahora tengamos que hablar de "alfabetización electrónica"; si es así, es porque se ha alterado, en cierto sentido, la relación entre mensaje código y contenido; en otras palabras, la tecnología nos está obligando a utilizar nuevas herramientas para descifrar los códigos del mensaje.