La línea humanista en la creatividad


La teoría de la creatividad en la línea humanista tiene sus raíces en los aspectos positivos del psicoanálisis. Sus dos representantes más destacados, Maslow y Rogers.

El concepto básico es la auto-actualización, que es considerado como el impulso para la motivación de la creatividad. La perspectiva es persono-céntrica. No es un medio de reducir tensiones, sino algo en sí misma.

Los humanistas ven frecuentemente, un lado optimista y positivo del hombre, lo que incluye no que se carezca, sino que se posee un potencial creativo para cada ser humano.

 

Aunque existe un solo impulso, el de auto-actualizarse, el comportamiento normal implica un cambio continuo de tensión que proporciona e impele al organismo acorde con su naturaleza a actualizarse y fomentar sus actividades. La auto-actualización o auto-realización serán palabras claves en Maslow y en Rogers, aunque ahora prefieren usar el concepto de "pleno funcionamiento de la persona".

 

A través de las actitudes y sus modificaciones se puede prever un horizonte, resumen y convergencia, en el cual confluyan las diferentes explicaciones al considerar la creatividad como pieza clave en la educación, lo que connotaría una nueva dialéctica del "progreso" social. No es de suponer que el conflicto y los polos de influencia, tal como han sido utilizados hasta ahora en la evolución de nuestras sociedades, permitan mucho más de la persona. En cambio, la potenciación de la creatividad como actitud de vida, mediante la facilitación de climas adecuados, sí está en medida de ofrecer alternativas humanas en el devenir de la humanidad.

 

Creatividad en las relaciones humanas

 

La creatividad en las relaciones humanas o intragrupales requiere integridad personal y habilidad para trabajar con los otros. Proclamaciones, constituciones, códigos y leyes pueden servir de ejemplo de invenciones sociales. Tener buenas relaciones con los vecinos, llevarse bien con ellos, hacer el amor o educar a los niños son ejemplos de creatividad interpersonal.

 

El concepto de la creatividad en las relaciones humanas es un aspecto del comportamiento que admite la unicidad y la pluralidad de valores, pero estos no son simples ni mucho menos absolutos, no obedecen a la ley del todo o nada. Lo positivo y lo negativo son cosas relativas y de grado. Depende también si se es niño o adulto y si se advierte o no a la experiencia, o a la validez de las propias percepciones y muchos otros factores interrelacionados con el ambiente, incluyendo el grado con el cual uno se percibe a sí mismo como individuo y el grado de seguridad e inseguridad bajo la cual las propias experiencias se han llevado a cabo. El cómo se admite su propia unicidad y dignidad es también afectado por estas variables y probablemente por otras incluso insospechadas.

La personalidad es la medida de la creatividad y está ligada íntimamente la creatividad individual y social.

 

El crecimiento, aprendizaje, creatividad, son conceptos graduales. Pueden estar considerados en mayor o menor grado de desarrollo. Teóricamente existe un límite: su óptimo grado. Pero la cuestión es cómo llevar hasta lo óptimo la originalidad, el desarrollo de la creatividad. En este sentido, sí que puede el ser humano ser víctima de su ambiente. Lo que como individuo posea potencialmente para desarrollar si el ambiente no se lo favorece quedará sin salida.

 

Sabemos que la soledad, la inseguridad, la insatisfacción y la inferioridad existen en la persona, pero es el ambiente quien nos los mitiga o acentúa. La creatividad en la intercomunicación permite paliar esas emociones, haciéndonos sentir más acompañados, seguros, superiores y satisfechos en un ámbito grupal creativo que nos favorece con sus interrelaciones intra-grupalmente, debemos buscar el crecimiento, la realización personal y la formación de actitudes creativas, convergentes hacia la creatividad como actitud de vida.

 

El concepto de crecimiento óptimo y ambiente propicio aceptado en ciencias biológicas puede ser también usado en psicología tal como Rogers o Maslow lo proponen.

 

El comportamiento circular

 

Un concepto que debemos retomar en el contexto de la unidad didáctica es el comportamiento circular, que introduce el concepto de circularidad para la interacción de los seres humanos. Estableciendo un paralelismo entre el comportamiento socialmente integrador y el círculo del desarrollo creador.

 

Se entiende por comportamiento circular la confrontación y juego libre en la exposición de las ideas en una discusión abierta... Las ideas de los otros son recogidas y sobre ellas se ofrece, a su vez, una nueva simbiosis que puede ser recogida por otro. La emergencia de una originalidad representa la integración de las diferencias. Si surge el conflicto social no es con una psicología del ajuste como ha de resolverse, sino con una psicología de la invención. Esta interacción no será nunca una secuencia estímulo-respuesta behaviorista, sino un proceso. La respuesta no se ajusta al estímulo, pero puede relacionarse o conexionarse con este.

 

En esta fase interactiva, en el momento que un ser humano toma posición frente a los otros, los otros tenderán también a tomarla frente a él. Si tiende a trabajar con el otro, los otros tienden a trabajar con él. Si se tiende a escuchar al otro, los otros intentan comprender. Si se ha de aprender de él, los otros escucharán para intentar entenderlo, para aprender de él.

Estas proposiciones son optimistas ciertamente, pero no inválidas.

 

Pueden ser aceptadas o rechazadas, pero también pueden incrementar, si se aceptan, el camino dinámico de la comunicación e incrementar lo anteriormente ininteligible. Al aceptarlo y si se encuentra un ambiente que propicie este comportamiento surgen emociones positivas. La alegría, el entusiasmo, lo lúdico, el éxtasis están asociados con este tipo de experiencias en que la espontaneidad, armonía, comunicación, acción, producción y el perfeccionamiento se alcanzan.

 

La dominación o, si se quiere, el poder se ejerce y es el fundamento de la familia, la escuela y el trabajo. Por la psicosociología sabemos que el uso de la fuerza, la coerción y dominación obtienen un efecto. Sofocan el proceso creativo, aniquilan la originalidad.

 

No es ahora el caso, de entrar en el tema del poder. Sin embargo, no existe justificación para aumentar la dominación sí conocemos los efectos que esta dominación pueden causar sobre el otro.

La agresión encuentra y significa contra-agresión o, si queremos, ataque contra-ataque. La dominación incita resistencia tanto como uno sea capaz de resistir. Aun este grado de actitudes reunidas respecto al dominio, si no es excesivo, producirá ambigüedad, vacilación; pero sí lo aumentamos, la dominación producirá conformidad, sumisión y cesará la confrontación, dándose lo que Moscovici llama mayoría anémica, en lugar de una minoría nómica que tendería a una confrontación en aras de nuevos valores.

 

Si la clasificación de Moscovici es válida, las minorías activas y creadoras poseen sus propios valores normativos. Pero las dominaciones también pueden producir las minorías anémicas de la pura rebelión por la trasgresión de las normativas, manifestándose como rebeldía sin valores creativos.

 

El desarrollo social

 

El desarrollo social debería tener un claro sentido positivo. Sus exigencias son la doble vía de la comunicación y la exclusión de las relaciones negativas de dominio facilitadas por la cultura, la fuerza, el temor o la culpabilidad. Puede aplicarse en todos los niveles y edades. Se basa en el mutuo respeto y en la dignidad y coherencia de uno mismo y de los otros.

 

La socialización en sí no es ni positiva ni negativa. El desarrollo social busca la máxima espontaneidad. La socialización queda sofocada en normativas. Se busca armonía, pero la armonía no tiene que ser conformidad. En la armonía se da un uso creativo de la energía. Así se tiene angostura frente a apertura, valores normativos frente a valoraciones creativas, pasado establecido frente a factores por establecer, lo punitivo frente a lo no aceptable.

Allport define la socialización exclusivamente como conformidad (en términos peyorativos), pero no lo hace en términos positivos de un favorecer lo creativo, a lo que también podría ayudar si ello es considerado como valor.

 

Es en este momento, cuando en la socialización deberían intervenir actitudes creativas para el proceso de desarrollo. Influencia, ciertamente, pero en el sentido de un "sistema abierto" frente al usual "sistema cerrado".

 

La privación de lo sensorial, emocional y cognitivo, restringido y arbitrariamente seleccionado por alguien de lo que otro puede ver, hacer, sentir o pensar, es una influencia perniciosa. A la larga privar de tantas cosas en lo espontáneo de la experiencia, harán de la persona socializada un ser casi sin imaginación y sin creatividad.

 

En el "sistema cerrado" el fondo del ambiente pesa sobre la persona y la dominación, el uso del poder sobre el otro, la exclusión y la intolerancia, la inseguridad, la competitividad a ultranza y el rechazo acentuarán las distonías como traumáticas e innecesarias.

 

En el "sistema abierto", la integración social proporcionaría el ambiente donde se manifestarían las comunicaciones, este sería estimulante, intenso. Cobraría sentido el estimular las ideas personales y la confrontación de las mismas y libremente se propugnaría el intercambio de las mismas diferencias. Pero, no todo es permisividad o "laisser faire". Añadida a la permisividad debe existir la interacción con el ambiente del aprendizaje y del grupo. Interrelación que, para las finalidades que nos proponemos, ha de basarse en el uso del poder personal con los otros y no contra los otros.

 

Fomentar la actitud de llevar una vida creativa no es sólo el clima de apertura, sino el comienzo. Buscar y favorecer lo creativo conlleva armonía e integración con el grupo, con los intergrupos y con el universo y, lo que es más importante, en el microcosmos intrapersonal cabe, en un instante, la articulación de múltiples ámbitos.

 

Potenciando la creatividad personal

 

La principal diferencia en el uso creativo de la energía mental entre las personas radica en la cantidad de atención liberada que a éstas les queda para ocuparse de la novedad.

 

Un primer paso para promover una vida más creativa es el cultivo de la curiosidad y el interés, es decir, prestar mayor atención a las cosas por sí mismas.

 

Para cultivar el interés y la curiosidad, es importante modificar nuestra actitud procurando cumplir las siguientes conductas propuestas por: (Csickszentmihalyi, 2000)

  • Intenta que cada día te sorprenda algo.
  • Intenta sorprender al menos a una persona cada día.
  • Pon por escrito cada día lo que te ha sorprendido y en que has sorprendido a los demás.
  • Cuando algo haga saltar una chispa de interés, préstale atención.
  • Evadir la rutina en la vida cotidiana

La mente igual que nuestro cuerpo necesita ejercitarse, cuando no hay ninguna fuerza exterior que nos exige concentrarnos, la mente empieza a perder atención. Es indispensable disfrutar con la curiosidad, de manera que la búsqueda de nuevas experiencias y nuevos conocimientos fortalezca los hábitos de atención y concentración.

 

(Csickszentmihalyi, 2000) en la publicación electrónica Revista Psicología propone:

  • Despiértate por la mañana con una meta concreta que te ilusione. Recuerda que levantarse por la mañana es un privilegio no una rutina.
  • Si haces algo bien, se vuelve agradable. Cuantas más actividades hacemos con excelencia y estilo, más intrínsecamente gratificante se vuelve la vida.
  • Hay una meta destreza que conviene dominar: la que consiste en convertir cualquier actividad en una ocasión de fluir.
  • Para seguir disfrutando algo, necesitas incrementar su complejidad.